CÓMO DECIR LAS COSAS...


Existen muchas formas de expresarnos, de decir lo que opinamos, lo que sentimos, lo que necesitamos...... pero muchas veces es bastante difícil encontrar la mejor forma de decirlo.

En determinadas situaciones o circunstancias, podemos reaccionar o comportarnos de tres formas: pasivamente, agresivamente o asertivamente. Y tú dirás: ¿qué demonios significa ese palabro? Pues tranquilo, que enseguida lo descubriremos.

Cuando te inhibes o reaccionas de una forma pasiva, tus objetivos no se cumplen y siempre se cumplen los de la otra persona, es decir, tu postura u opinión no importa. Cuando la reacción es de forma agresiva, tus objetivos se cumplen pero los de la otra persona no importan.

Por éso, la forma más idónea es la asertiva, donde las dos personas importan y también sus objetivos. Cuando nos comunicamos asertivamente decimos de forma clara lo que pensamos, sentimos o necesitamos, pero teniendo presente también los derechos, valores y sentimientos de las demás personas. Puedes dejar claro lo que piensas o sientes pero respetando a l@s demás. Por ejemplo, para defender nuestros derechos no hace falta herir o perjudicar a otr@s.

Una persona asertiva suele ser tolerante, acepta los errores, propone soluciones sin ira, se encuentra bien consigo misma y frena los ataques verbales contra ella de una forma pacífica.

Pongamos un ejemplo. Cuando dices a otra persona "has hecho éso porque yo no te importo", se puede sustituir perfectamente por "me ha enfadado mucho lo que has hecho". Podemos usar la asertividad no solamente para expresar emociones, también para hacer frente a distintos tipos de presiones, para negociar condiciones (por ejemplo, en el trabajo), para decir no (también en cuestión de drogas y de sexo), o para conseguir ayuda o consejo de l@s demás.

Además de las palabras, también entran en juego otros elementos de la comunicación, como el contacto visual, el tono y el volumen de la voz, los gestos que hagamos, la postura de nuestro cuerpo...

ES MUY IMPORTANTE LO QUE DECIMOS, PERO NO LO ES MENOS LA FORMA EN QUE LO HACEMOS.
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¿CIRUGÍA ESTÉTICA A CUALQUIER EDAD?



Ultimamente se ha hablado y escrito bastante sobre la cirugía estética y los/as menores de edad. Ciertos profesionales han afirmado que es legal que un menor se opere sin el consentimiento de sus padres o tutores. El límite está fijado en los 16 años. Y es ahí donde han saltado varias alarmas y por varias razones.

Cualquier operación quirúrgica conlleva un riesgo, entonces, ¿deberían estar informados los padres/madres?

Esa edad es todavía un período de crecimiento, entonces, si estás pensando operarte y cuentas con esos años, está bien que sepas que la operación que te hagan puede que pierda su efecto con el tiempo debido a ese crecimiento, a ese cambio que en tu cuerpo se está produciendo. No me refiero en ningún caso a los problemas graves en los que no cabe ninguna duda que lo mejor para la persona es la operación: orejas exageradamente de soplillo, malformaciones en el pecho... En estos casos no suelen esperar ni a los 16 años. Pero son malformaciones grandes, no un simple defectillo que nos veamos.

También puede ocurrir que con el tiempo veas la historia de otra manera, y te arrepientas de la operación que te has hecho.

Debemos ser muy críticos al ver el modelo de belleza con el que nos bombardean contínuamente sobre todo a través de la publicidad. Esos cuerpos no existen realmente. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, muestran cuerpos delgados con bastante pecho y un culo respingón. Bueno, pues normalmente, la que tiene mucho pecho tiene mucho de todo, a no ser que nos retoquen nuestras fotos con programas informáticos o nos metamos en el quirófano para que nos cambien desde el pelo hasta las uñas de los pies. Que quede claro, esos modelos de belleza que nos muestran son irreales.

Por éso, lo mejor a los 16 cuando tienes un complejo, es esperar un poco, porque con la edad ese complejo no lo suele ser tanto, o si crees que la situación para tí es grave, acude primero a un psicólogo/a, pueden enseñarte a querer más tu cuerpo.
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¿PLACER O ADICCIÓN A LAS COMPRAS?


Ultimamente oímos hablar mucho sobre los compradores compulsivos; los consumidores desbocados; una enfermedad invisible, es decir, que no se percibe como tal; o de forma más técnica, oniomanía. Y nos preguntamos: ¿es para tanto?.

Lo que está claro es que todos vivimos en una sociedad consumista, que diariamente nos bombardean a través de la publicidad, y que los planes que tiene mucha gente en su tiempo libre es ir a un centro comercial. Por otro lado, a todos nos produce cierto placer el comprar, e incluso nos levantamos el ánimo con alguna comprita cuando tenemos un día "depre".


Pero, ¿cuándo se trata realmente de un problema serio, de una adicción?, ¿podemos hablar de una enfermedad?. Hay personas a las que les gusta comprar más, otras menos, pero en realidad todo depende del dinero del que dispongamos.


Es totalmente aceptable que alguien gaste su dinero en comprar, y en un momento dado podemos hablar de hábito inadecuado, sobre todo cuando a esas compras les damos más importancia de la que debería, o compramos continuamente cosas que no necesitamos.


Estamos realmente ante un problema cuando gastamos más de lo que debiéramos, es decir, cuando gastamos un dinero que no tenemos, cuando compramos cosas que no necesitamos o que no llegamos nunca a utilizar. Podemos estar en una situación chunga cuando vemos que no tenemos el control de nuestra conducta, cuando no somos capaces de parar, y ésto nos trae problemas económicos, familiares, laborales, etc...


Dicen que a algunas personas el simple hecho de comprar les proporciona un subidón similar al de algunas drogas, el sacar el dinero o la tarjeta de crédito, el sonido del lector del código de barras, ..., pero este subidón desaparece muy pronto, probablemente antes de llegar con las compras a casa. Entonces llegan las comidas de tarro, los remordimientos, y una ansiedad y tristeza que sólo desaparece cuando se vuelve a comprar. Y encima para comprar algo que no sirve o no se utiliza...


Si te ves reflejado, lo único que podemos aconsejarte es que tu tiempo libre no lo pases en centros comerciales o en lugares cercanos a tiendas, que antes de ir a comprar hagas una lista de lo que realmente necesitas y la respetes cuando estés comprando, y que es mejor que pagues en metálico y dejes la tarjeta en casa. Si con todo ésto la historia no mejora, pide ayuda a un profesional.

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