No tenemos bastante con las drogas legales, las ilegales, la adicción al sexo, a las compras, a lo relacionado con las nuevas tecnologías, algunos (creo que más bien pocos) al trabajo... como para tener también en cuenta a la música.

Existen estudios que demuestran que la química de nuestro cerebro cambia cuando escuchamos la música que nos gusta. Libera dopamina, la misma sustancia que liberamos con el placer que sentimos comiendo algo que nos encanta o cuando tenemos relaciones sexuales, y también con algunas drogas. Por lo tanto, la música también puede producirnos un intenso placer. No es broma, algunas personas llegan a tener hasta escalofríos. De sobra sabemos que los excesos son malos, así que no nos pasemos escuchando a nuestros grupos favoritos porque también puede ser adictivo.

Desde escuchar simplemente música hasta la musicoterapia, todo son beneficios: si sentimos dolor lo disminuye, mejora nuestra depresión, dormimos mejor, tenemos menos ansiedad, y hasta mejora la calidad de vida de los pacientes de fibromialgia!!!.

Desde luego, hasta que la ley Sinde se aplique es un método bastante baratito para sentir placer o curar nuestros males, y aunque la tan traída y llevada ley se lleve a cabo, seguirá siendo accesible económicamente si lo comparamos con algunos productos que proporcionan placer al paladar o algunas drogas que se venden bastante caras cuando su calidad es mínima. Eso sí, barato, barato, barato...........como el sexo nada.